Un postre dulce lleno de sabor sabor que nos podemos dar cuando nos apetezca. No hay que demonizar el azúcar ni los postres dulces. El azúcar es muy necesario para nuestro cerebro y para nuestro bienestar y placer, que tan importantes son para nuestra salud.
Ingredientes:
Leche, medio litro,
Azúcar.
Nata de montar.
Cuatro huevos.
Sal.
Canela.
Azúcar moreno (lo podemos poner también en la radio).
En un cazo hondo ponemos medio litro de leche entera bien azucarada a calentar, mientras, en un bol ponemos cuatro yemas de huevo y las batimos con los alambres, incorporamos poco a poco la nata hasta tener una cremita ligera.
En otro bol montamos las claras a punto de nieve con un pellizco de sal y reservamos para el final.
Con la leche muy caliente, pero sin llegar a hervir añadimos -fuera del fuego- las yemas con la nata poco a poco mientras movemos con los alambres para que ligue bien. Llegado a este punto lo mejor es dejarlo reposar, pero si nos atrevemos se pone un poco al fuego más para que no pierda temperatura que para que la coja y si queremos hacerlo bien del todo entonces al baño maría. Como tenía prisa lo he dejado reposar sobre la cocina apagada y ya está.
Conviene ponerle una cucharada de Maizena si nos gusta más espesa aunque no es imprescindible.
Una vez reposado, pero aún caliente añadimos las claras montadas moviendo sin mucha gana.
Ponemos en los recipientes individuales y a la nevera.
Para servirlo conviene ponerle una capita de azúcar y quemarla directamente, pero si nos lo queremos ahorrar hay una manera más rápida. Cogemos azúcar moreno y lo molemos en un molinillo de café, extendemos una capita fina sobre la crema y esperamos unos minutos, rápidamente se carameliza la superficie como en la creme brulee.
En la fotografía está con canela en rama y molida, que también sabe de rechupete. La presentación última es de cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario