Buscar en este blog

domingo, 3 de julio de 2011

Mi tío abuelo Baldomero y sus bases para salsa raras y de "quedar bien"

  En mi familia hemos tenido de todo, hasta un tío abuelo torero. En realidad no llegó a ser torero del todo pero el siempre presumió de su cornada en el glúteo -el culo decía mi abuela su cuñada-.
  Desde que yo tengo uso de razón -como se decía antes- lo recuerdo contándonos a los sobrinos nietos sus andanzas por el mundo de la tauromaquia. Venía a casa de los abuelos todas las tardes y se arreaba sus dos buenos vasos de vino, sus tapas de jamón, tocino con veta, embutidos caseros -todos los años se hacía matanza- y acababa hablando de los toreros de su época como figuras históricas y heroicas y de sus propias hazañas como más históricas aún.
 Luego supimos por mi abuela, que lo quería pero le tiraba bien, que en realidad su afición acabó cuando una vaquilla le pegó un revolcón en una plaza de pueblo y le dejó un costurón en el culo como el bolsillo de una gabardina. A raíz de aquello se dedicó a la finca familiar, se echó novia, se casó y dejó de atormentar a mi bisabuela con sus locuras.
  Baldomero era un tragaldabas como el resto de la familia y le gustaba meter mano en la cocina aunque no llegó nunca a calzarse el delantal del todo, como en los toros bastaron un par de salpicaduras de aceite para que se convirtiera más en crítico culinario que en experimentado chef. pero la sabiduría la tenía, por eso siempre tenía en reserva grandes botes con cosas echadas en aguardiente y aceite y lo que le parecía para luego preparar comidas. En eso mi abuela siempre dio la razón a su cuñado, decía que con sus botes se preparaban unas salsas excelentes, de hecho le pedía constantemente de todo y él estaba encantado de dárselas, como mi tía abuela Argentina, su mujer, que era prima de mi abuela  y vivían en frente de su casa.
 De él me ha venido el gustillo por lo que yo llamo mis bases aunque modificadas. Está claro que mi tío abuelo Baldomero jamás metió kiwi en sus botes.



El primero tiene kiwi, el segundo ciruelas amarilla y clavo, el tercero melocotón y limón, el cuarto pasas y el quinto pimientos secos rojos.

   Estas preparaciones son muy fáciles y luego nos vienen bien para muchas salsitas y decoraciones. Yo las hago con orujo gallego, de ese que te tomas una copa y hablas como D. Vito Corleone.
 Al dejarlas macerar en orujo obtenemos más sabores puesto que unos se disuelven el el alcohol, otros en el agua y la mayoría en las dos cosas y el orujo no aporta casi ningún sabor extra, es prácticamente neutro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario