Una receta de pinchitos hechos con asadura de cordero y sin los pinchos tiene su originalidad y su explicación. No se trata de hacer algo que resulte exótico y que impresione a nuestros comensales, que lo consigue, sino de sacar mejor partido a una parte del cordero: las asaduras.
Cuando compras medio cordero puedes elegir entre la parte que lleva la cabeza o la que lleva las asaduras así que para esta receta no hay duda. Estas tiene, como el resto de la pieza, el típico sabor a cordero -lo malo sería que supiera a ancas de rana- que o te gusta o no lo soportas. hay veces que se te hace muy pesado sobre todo si viene acompañado del olor por no haber desollado y desengrasado bien el animal, y las vísceras no son una excepción; saben igual, pero guisadas de esta forma el sabor se atenúa sin desaparecer.
Las he probado con hígado de cerdo, pero no es lo mismo, para eso ya os propondré otro día dos recetas: hígado encebollado o en adobillo. (Iba a poner -higado encebollado y hígado...- por lo de la e antes de la i, pero me he acordado de la anécdota esa de <Papá quiero pan e higos, hijo mío eres tonto e idiota>, así que he preferido la disyuntiva)
El la guifa puesdes encontrarlas sueltas y en la cantidad que quieras pero, salvo que vayáis a comer muchos, con unas tienes.
Conviene que la cocines a fuego moderado para que los jugos no se pierdan y el ácido de la cebolla impregne bién la carne. No es plato de sobrar puesto que no son muy grandes pero si te sobra puedes calentarlo después añadiwendo un poco de agua aunque no es lo mismo; este no es de los platos que gana con el de un día para otro.
Admite el congelado pero para eso es mejor que las dejes sin terminar de cicinar y que no pasen mucho tiempo congeladas, un més después han perdido calidad y se vuelven correosas y toman un sabor que desvirtúa el plato.
Unas asaduras de cordero (hígado, corazón y pulmón)
Una cebolla fuerte (de sabor) de tamaño medio-grande.
Perejil
Ajos, tres dientes grandes. Mi amiga Dunia dice que BAJO NINGÚN CONCEPTO LLEVAN AJO, pero está equivocada.
Orégano una pizca
Pimienta negra y blanca.
Albahaca otra pizca.
Comino machacado al gusto, empieza con poco y ve probando.
Aceite de oliva un chorreón.
Sal al gusto.
ELABORACIÓN.
Se lavan las asaduras y se le quitan los pitracos a los pulmones -los tubos esos gordos y correosos- y la telilla y la grasa al corazón. Se trocean todas ellas en dados no muy grandes y se ponen en una sartén plana con el aceite.
A fuego medio se deja hacer poco a poco, removiendo de vez en cuando, hasta que la asadura esté doradita, más bien empiece a estarlo. Mientras hemos picado la cebolla, el perejil y el ajo en una tabla hasta convertirlos en papilla -muy importante- papilla. No vale machacarlos en el mortero ni en la picadora, en la tabla y con cuchillo, así salen unos trozos cuadraditos muy pequeñitos envueltos en su jugo. Bueno, pues cuando ya está dorada la asadura le añadimos la papilla y las especias, lo tapamos y removemos de vez en cuando.
El plato estará terminado cuando la cebolla tome un tono caramelo claro y los trozos hayan tomado el sabor.
Se puede tomar sólo, calentito o acompañado de dos huevos fritos. Se moja en la poca salsita que queda y se chupa uno los dedos.
Tened en cuenta que la cantidad de sabor va a depender de como administréis las especias, por ese este plato se adapta a todos los paladares.
También comprobaréis cómo la carne pierde el típico sabor a cordero, aunque no del todo.
Por cierto, como habréis notado se hacen sin las varillas y se comen con tenedor.
Por cierto, como habréis notado se hacen sin las varillas y se comen con tenedor.
Que aproveche.
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