Animados por su amiga Amelia que conoce a unos que han ído por allí, buscaron en internet y encontraron una idílica casita en una isla griega por casi nada. la casa tenía dos dormitorios, ducha, rincón con cocina en el comedor, balcón, un terreno de olivar, el mar a 50 metros e incluía transporte desde el puertecito, una persona de servicio todos los días y la posibilidad de alquilar vehículo a precio módico.
Buscaron un vuelo en una compañía de bajo coste que salía a las tres de la mañana y que hacía dos escalas; pagaron 200 euros por exceso de equipaje y un precio por los zumos que le hubiera dado susto a la misma viuda de Clicot. La bolsita de papel para el mareo hubieron de pagarla aparte -4 euros cada una- pero podían llevarla al acabar el vuelo.
En el aeropuerto alquilaron un taxi para hacer los más de 60 km que lo separaba del puerto y allí les esperaba una barquita que los trasladaría hasta la isla y que hubieron de pagar por adelantado. El amable marinero -y único- que componía la tripulación era también el valet que iban a tener durante toda su estancia, un griego que sólo hablaba griego y a voces. En la barca, mientras surcaban el agitado mar azul turquesa pudieron hace uso de la bolsita de las aerolíneas.
Ya en la isla, el amable griego les condujo en la caja trasera de un destartalado Land-Rover a la casita por un camino de tierra que sólo llevaba hasta la casita. La primera decepción fue que la posibilidad de alquilar vehículo a precios módicos se reducía a una Vespa, lo que limitaba mucho sus posibilidades de hacer turismo por la maravillosa isla griega que ofrecía como reclamo turístico una visita a la capilla de San Spiridión y más de cincuenta bunkers abandonados por los alemanes en la última guerra.
La casa estaba situada en un acantilado -50 metros del mar- y desde ella se dominaba el inmenso mar y el único olivo que componía el terreno con olivar.
El suministro de alimentos estaba garantizado por el amable griego que diariamente llevaba pulpo -que él mismo pescaba- y berenjenas, más una abundante ración de aceitunas negras del olivo. Bueno, el menú sufrió una variante los dos días que estuvieron con la nevera rota que el amable griego se encargó de sustituir por la suya por un módico precio que aquí les hubiera permitido compra una pequeña. La variante del menú consistía en pulpo frito frío que el griego se encagaba de subir dos veces al día desde el puerto.
Casi perfecto si no hubiera sido porque la electricidad fallaba varias veces al día y por el atracón de frutos de tapaculos que se dieron las niñas un día que subieron al monte con el griego para tener cobertura en sus teléfonos.
Cuentan apasionados que estas vacaciones les han servido para conocerse mejor, disfrutar de la brisa marina y la luz de las velas -si no las apagaba la brisa-, apreciar las 25 maneras de combinar el pulpo frito con las berenjenas y las aceitunas negras y sestear bajo el olivo con un libro sobre la vida de San Spiridión escrito en griego entre las manos.
Han quedado tan impresionados que ya han contratado su próximas vacaciones: 15 días en San Petersburgo en el Gran Hotel Europa.
INGREDIENTES
1kg de "huesos" de pez espada con carne pegada.
Una cebolla mediana
Dos dientes de ajo
Unas 20 almendras peladas
Unos 20 piñones pelados
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta blanca molida
Vino blanco al gusto.
PREPARACIÓN
Se sofríen los trozos de pez espada con aceite en una ollla, si es de hierro fundido mejor. Cuando el jugo que ha soltado el pescado empieza a disminuir añadimos la cebolla entera y los ajos y esperamos a que se ablanden bastante; sacamos y ponemos en el vaso para batir; añadimos las almendras y los piñones y les damos un par de vueltas, sacamos y ponemos en el vaso junto con la cebolla y el ajo.
Ahora es el momento de añadir vino a discreción al pescado y tapar para que hierva un poquito y reduzca, mientras tanto añadimos bastante agua y un chorreoncito de vino blanco al vaso y molemos bien con la batidora hasta tener un caldo espeso que añadiremos a la olla cuando el vino se haya consumido casi.
Dejamos hervir para que la salsa reduzca y se haga y ya está.
Es una receta muy buena para este tipo de pescados que quedan algo secos y que saben a petróleo, además, estos trozos son mucho más baratos que los filetes y más jugosos.
Que aproveche.
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